Entrada de Búsquedas

miércoles, 15 de diciembre de 2010

The Walking Dead

Análisis de la primera temporada





Tengo que reconocer que el primer episodio de la serie fue magistral. Era lo que se esperaba, una adaptación al comic. Me gustaron incluso los cambios que introdujeron, aunque reconozco que me sigue gustando más el tebeo. Pero si, el primer episodio cumplió las expectativas de todos los fans asiduos de la novela gráfica, casi que seguro, y seguramente colmó hasta la saciedad la sed de zombies de muchísima gente que no ha leído nada en absoluto.

Pero a partir del segundo episodio, supongo que ya sin Frank Daramond al frente, la serie pegó un giro radical hacia la sensiblería mas aborrecible y los tópicos más solidificados de la televisión. Ya en el primer episodio hicieron el añadido de la mujer que rondaba a su familia todas las noches. Cosa que no me pareció mal, a excepción de la escasas o nula argumentación para que los muertos solo anduvieran de noche, como si a ellos les importaran las horas. Sin embargo, nada más empezar el segundo episodio, te sacan un grupo de “aventureros” dispuestos a lo que sea para conseguir comida en una ciudad infestada de zombies de lo más dispar. Un chino, un negro, un latino, dos mujeres, y un seguidor del KKK. Todo en uno, si alguien podía molestarse por no sacar a nadie de su pigmentación, ahí estaba todo. Incluso el latino tenia un algo distintivo que no se describir de indio. No solo eso, sino que nada más rescatar al protagonista, blanco él, en menos que canta un gallo se encumbra como jefe del grupo, eliminando de la ecuación al del KKK, no vaya a ser que alguien pudiera pensar que era racista la serie. IM-PRE-SI-O-NAN-TE. Eso sin contar, que no es normal que de un campamento con cierta cantidad de gente, se vaya la mitad del grupo a buscar víveres, arriesgando la vida de la mitad del grupo y dejando al resto en ascuas.

Supongo que por aquello de, que quede bien claro lo tolerantes que somos, decidieron hacer un tercer episodio sólo para mostrarnos cómo una banda de negros latinos estaba sobreviviendo dentro de la propia ciudad infestada de zombies, cuidando eso si, una residencia de abueletes en las últimas. Prioridad clara de cualquier persona que se encuentre con un apocalipsis como el de la serie, cuidar ancianitos que se transformarán en adorables caminantes en breve. Un 10 a estos boyscouts sin cerebro, igual se salvan por eso, al no tener sesos no los quieren ni los zombies.

Luego está el campamento base de los supervivientes. Parece que hayan decidido quedarse a vivir en la zona para siempre. Una zona que tienen lado a lado con una ciudad llena hasta los topes de caminantes. Además, que eran demasiados para tan poco remolque, por lo que el tema de huir, hubiera estado chungo chungo. Me pareció increíble cómo pasaban el tiempo por ahí, limpiando la ropa en el rio, jugando por el bosque, haciendo cualquier cosa que se les antojara, y con la única protección de un viejo vigía que no siempre estaba vigilando y unas cuerdas con latas de señal de aviso.

Pero no, aquello aún podía tener un pase, véase que es un “Based on” y no una recostrucción fiel al comic, pero luego es donde esa herencia de los guionistas actuales norteamericanos se empieza a notar más. Nos encontramos con personajes que pueden ver el futuro en sueños; con otros tan penosos como para dejarse matar sólo porque sí, sin explicación; además de tipos tan garrulos, y supuestamente ambiguos para ir amenazando cada dos por tres en dejarlos tirados. La herencia de series como “Perdidos” se deja entrever constantemente con desarrollos demasiado forzados de los personajes, con “giros inesperados” e innecesarios y con, debido a la mala prensa que tuvo el final de aquella, a explicaciones innecesarias, como la que intentan darnos de porqué se mueven los caminantes. Unos caminantes, que no se aclaran si son turbo zombies o muertos romerianos, sino que usan unos u otros a su antojo para ganar cierta espectacularidad o tensión según lo requerido del momento. La mitad de la novela deja clarísimo con acciones de los protagonistas la lentitud de los muertos. Y aún así, poco a poco van dejando entrever porqué unos personajes lentos y patosos pudieron causar tal estropicio en el mundo, sin tener que explicar la sinrazón del monstruo caminante.

Se trata de una serie de desarrollo de personajes, eso está sobradamente claro, nadie espera que desarrollen la personalidad de los muertos ni que se centren continuamente en caminantes anónimos, pero una de las peores taras que sufre la nueva serie es la falta de entendimiento de los guionistas sobre los personajes cedidos. Uno de los personajes que más veo perjudicado con la reinvención de la serie ha sido precisamente “Carl”, el hijo de Rick. Tan importante como es en el cómic, cuando lo ves en la serie parece más un idiota retrasado que en lo que se convierte a lo largo de la serie comiquera, ya que en el cómic no es otra cosa que el personaje que manifiesta con hechos todo lo que el resto de gente, incluyendo al lector, piensa y no se atreve a hacer. Es el sentido común del tebeo. Diría más, es el único personaje cuerdo del cómic. Incluso han decidido quitarle el sombrero y dejárselo a Rick, clara intención de que no piensan dejar que le quite el protagonismo en ningún momento, ya que el sombrero es más un icono claro de Carl que de Rick, así como la pistola de Carl. Espero equivocarme. La necesidad imperante en la cultura americana de defender sus ideales de Dios, Patria y Familia, acosan a ésta serie incesantemente, haciendo prevalecer la cordura en unos personajes que, supuestamente han perdido todo lo que conocían de un plumazo y se sienten acosados hora sí, hora también. Sin embargo, tal como he dicho, es precisamente éstos conceptos, aquellos que el autor de la novela se encarga de explotar una y otra vez, en el sentido literal, creando con ello las situaciones que todo buen lector conoce, y que son los que han dado nombre a ésta serie novelada.

La carencia de ideas de los guionistas es tal que, a pesar de todos los cambios casi “sacrílegos” que están introduciendo en la serie, intentan seguir la estela de la novela gráfica con el fin, supongo, de aprovechar situaciones de interés, escenarios y personajes nuevos entrantes (no hay más que ver la ridícula escena de Glenn y Rick con el cuerpo recubierto de tripas para que no los detecten, en la que, posiblemente, sea la peor adaptación de una idea de la historia). Es por ello que hay ciertos personajes que ya sabemos que no pueden morir, y otros están condenados a la vida en muerte. Precisamente por ello, no sería nada desagradable si hubieran decidido pasar de guionistas y seguir los pasos más que magníficos del tebeo que nos ocupa, sino más bien lo contrario, hubieran ganado en tal calidad que ahora mismo estaríamos hablando de una nueva serie de culto de televisión. Por ahora no deja de ser un culebrón más de acción, interesante por su temática, pero decepcionante en el fondo. Espero que decidan volver al guión original. Los asíduos al tema no nos merecemos que se nos maltrate la trama de la prisión, para mí la mejor del cómic.

Tambien me gustaría, aunque creo que es inevitable, que ésta serie no influyera para nada en la obra de su creador, que aún en su número 80 sigue dando mucho de sí.

De momento ya pongo un pronóstico, el próximo en morir será el negro que queda, a manos del racista que los habrá seguido gracias a las pistas de Rick, y que además morirá a manos de su propio hermano. ¡That’s Hollywood!

1 comentario:

  1. Mmm... veo que el problema esencial que hay detrás de tanta pega es que no es 100% fiel al cómic. Con la Iglesia Estevista han topado. xDDDD

    Bueno, yo aún no he visto ni el piloto (y ya sabes que del cómic sólo he leído un par de números), así que mejor opino cuando tenga con qué. De todos modos, creo que no hay que preocuparse por los ancianos de la residencia: con lo lentos, torpes y estúpìdos que son los zombis romerianos (¡¡sacrilegio!!) seguro que hasta un anciano con Alzheimer y en silla de ruedas es capaz de salvarse de ellos. xDDDD

    ResponderEliminar